Cuantas veces hemos oído, o incluso dicho, la expresión “llevarse como perros y gatos“, es cierto que perros y gatos, en general, suelen llevarse mal, aunque también se conocen casos de perros y gatos que se llevan a las mil maravillas, sobre todo, si se han criado juntos. Solemos interpretar la relación de odio entre perros y gatos como una cuestión de presa-cazador, que hace que el perro quiera siempre cazar al gato y sin embargo, la realidad es otra… ¡Perros y gatos no se entienden!
Nada más sencillo que eso, las señales corporales de unos y otros para indicar peligro, lucha o juego son muy distintas: a los perros les encantan que les despeinen, y cuando juegan no le dan importancia a su pelaje, sin embargo, a un gato no le gusta que le despeinen, ello es porque para los gatos, el estar despeinados o con el pelo de punta significa lucha o ataque. Y del mismo modo, el gato levanta la cola en señal de defensa, mientras que para un perro, es señal de felicidad. Un gato, cuando está tranquilo y quiere jugar, tiende a levantar el lomo, pero esa señal corporal, entre los perros, quiere decir ataque.
Cuando un perro y un gato se ven, los signos hace que no se entiendan, y además de que sus naturalezas son muy distintas, ya que el perro es un animal social y acostumbrado a trabajar en manadas o grupos, a los gatos les gusta más la independencia. Para que un perro y un gato lleven a entenderse, nada mejor que hacer que se críen juntos, para que ambos se lleven bien a base de convivir.
A veces, los seres humanos nos parecemos a perros y gatos, no hay nada peor que la falta de comunicación para crear un conflicto… ¿Qué opináis?
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